"Amo" a estas personas que se despiertan y
piensan '¡A partir de hoy ya no lo quiero en mi vida!' y de la nada bloquea
socialmente a alguien de tu vida, sin importar si era un conocido, colega,
amigo, familiar, etc. Quizás esto sea un regalo.
Yo soy del otro extremo: me aferro a cualquier hijo de
puta que se ría de mí. Esto es un gran defecto, porque yo, por apegarme, espero
al menos lo mínimo... y muchas veces la persona ni siquiera ofrece lo mínimo, a
pesar de que eres un excelente amigo.
De hecho, mucha gente habla contigo ya sea por
conveniencia o porque frecuentas un determinado lugar. O haces ejercicio a su
hora, perteneces a su iglesia o vives en su condominio. Si un día cambias tu
horario/plan, la persona fingirá que ni siquiera te conoce.
Muchas veces, la gente quiere que te
"encariñes" con ellos, que hagas de todo, que los divinices, pero no
hacen el más mínimo gesto de ser recíprocos. El argumento es: "¡No estoy
obligado a hacer nada!" Un argumento superficial y débil para justificar
su desapego y falta de ganas de estar contigo, porque, de hecho, cuando alguien
quiere, busca, va tras ello.
De todos modos... ¡sólo una perorata al azar!
Continuemos. La vida adulta es así: entre el trabajo y la dieta, encontramos
unos 5 minutos para desahogarnos.
Raphael Paiva
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